CORAZONES BLINDADOS
CORAZONES BLINDADOS
Mª
Luisa Medina; enfermera.
(Resumen
de su ponencia en la mesa titulada “Experiencias en un Foro de Bioética” de la
II Jornada de Bioética celebrada el pasado 9 de noviembre)
Mi querida tortuga y yo
queremos hablar de una experiencia común a muchos de vosotros: profesionales de
la salud.
A menudo se nos acusa
de frialdad o aparente insensibilidad ante el dolor ajeno.
Hace ya más de 20 años
cuando cursaba mi primer curso de prácticas de enfermería en la planta de
oncología; mi supervisora nos envió a
dos alumnas, para consolar a una esposa que acababa de perder a su
marido y estaba sola.
No cabe duda que la
tarea nos superaba
¿Qué SABÍAN DOS CHICAS
DE 18 AÑOS SOBRE EL DOLOR O LA MUERTE? NADA...CASI NADA… ¿Cómo le hicimos
frente? Con una herramienta siempre eficaz: el corazón. Estuvimos con ella, lloramos,
la acompañamos y compartimos su dolor hasta que llego un familiar y nos relevó
de tan ardua tarea.
Hoy, ha llovido mucho
desde entonces, cuando acompaño a los familiares en el desgarrador trance de la
muerte, o frente a la desolación que supone ver sufrir y enfermar a alguien
querido, tengo experiencia. Sé algo del dolor y tengo una herramienta más: EL
CAPARAZÓN, PERO…CON UN CORAZÓN QUE LATE DENTRO y sigue llorando aunque no se
note cuando se encuentra con “OTRO Y YO SUFRIENTE” QUE PIDE A GRITOS SER
CONSOLADO.
Cuando un paciente experimenta una honda tragedia, TÚ LO captas; más que cuando los animales notan que el hombre se siente inseguro.
Por ello, he aprendido a no pasar de largo con la excusa de: tengo
muchos pacientes que atender y/o una larga lista de tareas que concluir…
EL CAPARAZÓN DE TORTUGA
me ha enseñado que debo ir sin prisa, marcando el paso al ritmo del latido del
corazón que llevo dentro, y al que preparo para que actúe como lo que es, un
corazón que ama.
Así cuando alguno de
mis pacientes (no deja de sorprenderme cuantos) me dice:
-enfermera, por favor
póngame algo y acabemos ya de una vez…esto no es vida.
Puedo, quizás gracias a
ese caparazón, intentar hacerles reír.
No soy comediante, es
algo que me he propuesto aprender, ellos me han enseñado que para arrancarles
una sonrisa, no hace falta contar un chiste. Se trata de PENSAR DE FORMA DIFERENTE,
DE DEJAR A UN LADO LAS IDEAS GENERALIZADAS, INCLUSO EL SENTIDO COMÚN, ES MANIFESTARLES
MI REBELDIA, EL INCONFORMISMO ANTE EL DOLOR, LA AMARGURA, LA RABIA, LA
FRUSTRACIÓN, EL CINISMO, LA CRUELDAD Y CONVERTIRLO…ESTO ES UN PRODIGIO, COVERTIRLO
EN AMOR Y SÁTIRA. No cualquier sátira, sino precisamente la que salvaguarda el
amor.
Porque cuando te ríes
con tus pacientes te aproximas a ellos y es más fácil llorar también con ellos
sin que te vaya dejando un poso de amargura.
Si les contara de que cosas llegan a reírse, me dirían con toda seguridad que…no tiene gracia, y
además es probable que llevaran razón.
No pretendo arrancarles
la carcajada, aunque me gustaría. A veces es una media sonrisa, que quizás en
los días sucesivos se convierte en sonrisa completa. Otras muchas no consigues
nada pero, igual que la ternura, es un fabuloso “bálsamo reparador”.
DARLE MUERTE A LA
TRISTEZA CON RÁFAGAS DE ALEGRÍA (que dice el humorista cubano Octavio
Rodríguez) ESO…ES UN ARTE.
Por último, quiero
agradecer a las promotoras de este FORO DE BIOÉTICA en Jaén su invitación para
participar en el; no solo por el valor incalculable que tiene conocer a otras
personas con un interés compartido por “mejorar el mundo” también porque nos
abre las puertas a LA GRAN POSIBILIDAD:
SI NO PODEMOS CAMBIAR
EL MUNDO, AL MENOS…PODEMOS TRANSFORMARNOS NOSOTROS PARA MEJORAR NUESTOS
MINIMUNDO
...YA
VES YO QUIERO MUCHO
QUIZA
LO QUIERO TODO
LO
OSCURO DE CUALQUIER CAER SIN FIN Y EL JUEGO DE LUZ DE TODO SUBIR.
RILKE (Libro de las horas 1,14)
Comentarios
Publicar un comentario